lunes, 29 de junio de 2015

ENTREVISTA A PEREGRINOS

Entrevistas a peregrinos en Nájera

 Participantes: 1ºESO A y B. 

 Objetivos: -Poner en práctica lo aprendido en clase, con preguntas sencillas a los peregrinos. 
                 -Aprender a comunicarse en un nuevo idioma, cuyo aprendizaje acaban de iniciar. 
                 -Comprobar la importancia del francés como lengua de comunicación en el mundo.
                 -Tomar consciencia de la relevancia cultural en numerosos países del “Camino Francés“, que                          pasa por Nájera. 

 Actividades: Entrevista a peregrinos francófonos a su paso por Nájera, en las que se les preguntaba sobre su procedencia, objetivo del camino y experiencias durante el mismo. 

 Los alumnos entrevistaron a un peregrino de Marsella, a una peregrina italiana de Verona que hablaba francés y a una pareja de peregrinos de Montréal, Québec, enclave francófono de Canadá. Los alumnos se hicieron fotos con ellos. Con todos los materiales anteriores, elaboramos un mural con las entrevistas y el mapa del Camino de Santiago, señalando la procedencia de cada peregrino con las banderas de su país y región correspondiente.





viernes, 22 de mayo de 2015

EL MEDIO AMBIENTE A TRAVÉS DE ALGUNOS GÉNEROS LITERARIOS


MITOS GRIEGOS SOBRE LA TIERRA Y EL AGUA

Neptuno

En la mitología griega, el Dios del agua es Neptuno. Vive en el agua y es inseparable de sus caballos. Con sus emociones puede provocar grandes tormentas, oleajes mortíferos y tempestades, por eso, nadie se atreve a provocarlo sin un importante motivo. El gran dios del mar que reinaba sobre los mares y todos los medios acuáti­cos, era hijo de Cronos y de Rea, y hermano mayor de Zeus.





Gea

Gea es la madre Tierra de donde surgen todas las razas divinas. Ella nace después de Caos y antes de Eros (el Amor). Ella sola engendró a Urano (el Cielo) que la cubre al igual que Ponto (el mar).

Después se une con Urano y da a luz a los seis titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y Cronos. También tuvo a las seis titanes: Tía, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y Tetis (madre del héroe Aquiles). Después nacieron los cíclopes, divinidades relacionadas con el rayo y el trueno. Por último nacieron los Hecatonquiros, seres de cien brazos, gigantescos y violentos.

Con el tiempo, Gea se convirtió en la madre universal, y conforme el mundo helénico personificaba a sus dioses, la tierra se encarnaba en divinidades como Démeter o Cibeles, y la tierra como elemento abandonaba la mitología.


CUENTOS SOBRE EL MEDIO AMBIENTE

El árbol que no tenía hojas

Era un árbol tan feo, tan feo, que no tenía hojas. Estaba solo en el campo y nunca había visto otro árbol. Por eso no sabía que los árboles tienen hojas. Y tampoco sabía que él era tan feo. Pero un día oyó decir a unos niños:
-¡Vaya porquería de árbol!
-No sirve para nada.
-Ni siquiera tiene hojas.
Entonces se puso triste porque se enteró de que era feo. Y le dijo al Sol:
-Tú que eres tan poderoso, ¿puedes darme hojas?
El Sol le contestó:
-Yo no puedo dar hojas a las árboles. Vete tú a buscarlas.
Y el arbolito dijo:
-No puedo. Mis pies están clavados en el suelo.
Otro día dijo al Viento Gris:
-Tú que eres tan poderoso, ¡dame algunas hojas!
Y el Viento Gris le contestó:
-Yo sé quitar las hojas de los árboles, pero no sé cómo se ponen. No puedo ayudarte.
Pasó la Lluvia y el árbol le dijo:
-Señora Lluvia, mis pies están clavados en el suelo. ¿Puedes traerme algunas hojas para adornar mis ramas?
Y la Lluvia le contestó:
-Yo no puedo darte hojas. Yo sólo sé llorar. Voy a llorar por ti.
La Lluvia se alejó, llorando.
-¡Ay, Señor, qué desgracia! ¡Un arbolito que no tiene hojas!
El pobre arbolito sin hojas se quedó aún más triste. Y decía:
-He acudido a los más poderosos y no me han ayudado. ¡Ya nadie podrá ayudarme!
Pero un buen día dijeron los niños:
-¡Vamos a adornar este árbol!
Trajeron papel de colores: rojo, verde, azul, amarillo... Y lo cortaron en pedacitos y lo fueron pegando en el arbolito. Y al cabo de un rato el arbolito quedó lleno de hojas. Hojas azules y rojas, hojas amarillas y verdes.
Y pasó el Sol y se quedó un rato largo mirando, porque nunca había visto un árbol tan hermoso.
Pasó el Viento Gris y se paró en seco:
-¡Vaya con el arbolito! ¡Qué hojas tan bonitas ha encontrado!
Y el Viento Gris dio una vuelta para no arrancarle ninguna.
Pasó la Lluvia, y al ver aquellas hojas rojas, azules, amarillas y verdes, se le cortaron las lágrimas y dijo:
-¡Qué pena! ¡Ya no podré llorar más por este arbolito!
Y la señora Lluvia se marchó con sus lágrimas a otra parte.
Luego vinieron los niños y bailaron en torno al arbolito, que ya estaba muy contento con sus preciosas hojas.

 

NOVELAS y  MEDIO AMBIENTE.

Sotileza

Sotileza es una novela del escritor cántabro José María de Pereda en el año 1884. Se desarrolla en el Santander marinero de principios del siglo XIX, centrándose en los amoríos que suscita su protagonista, Silda, una joven huérfana que es acogida por un matrimonio de marineros de la calle Alta. Teniendo en cuenta que la sotileza es el nombre con que se conoce la parte fina del hilo del aparejo en la que se ata el anzuelo, es precisamente el marido quien, encandilado por el salero de la niña, decide apodarla Sotileza:

<< Y lo que yo le digo a Sidora cuando me empondera la finura de cuerpo y la finura de obra del angeluco de Dios: "esto, Sidora, no es mujer, es una pura sotileza...". ¡Toma!, y que así la llamamos ya en casa: Sotileza arriba y Sotileza abajo, y por Sotileza responde ella tan guapamente. Como que no hay agravio en ello, y sí mucha verdá... ¡Uva!>>

                                                      Sotileza.   Descripción de una galerna…

 A Andrés le parecían siglos los minutos que llevaba corridos en aquel trance espantoso, tan nuevo para él; y comenzaba a aturdirse y a desorientarse entre el estruendo que le ensordecía; la blancura y movilidad de las aguas, que le deslumbraban; la furia del viento que azotaba su rostro con manojos de espesa lluvia; los saltos vertiginosos de la lancha, y la visión de su sepultura entre los pliegues de aquel abismo sin limites.

Sus ropas estaban empapadas en el agua de la lluvia y la muy amarga que descendía sobre él después de haber sido lanzada al espacio, como densa humareda, por el choque de las olas; flotaban en el aire sus cabellos goteando, y comenzaba a tiritar de frío.

Ni intentaba siquiera desplegar sus labios con una sola pregunta. ¿Para qué esta inútil tentativa? ¿No lo llenaban todo, no respondían a todo cuanto pudiera preguntar allí la voz humana, los bramidos de la galerna?».

 

POESÍA  y   MEDIO AMBIENTE.

La poesía trata de muchos y variados temas. A lo largo de la historia ha habido miles de poesías sobre el medio ambiente, entre las que podemos destacar algunas  como las del Renacimiento, representadas por  Garcilaso de la Vega, los poetas neoclásicos o los autores modernos, como los de   la Generación del 27,  entre otros.

Soneto XXIX- Garcilaso dela Vega

Pasando el mar Leandro el animoso,
en amoroso fuego todo ardiendo,
esforzó el viento, y fuese embraveciendo
el agua con un ímpetu furioso.

Vencido del trabajo presuroso,
contrastar a las ondas no pudiendo,
y más del bien que allí perdía muriendo,
que de su propia muerte congojoso,

como pudo, esforzó su voz cansada,
y a las ondas habló desta manera
mas nunca fue su voz de ellas oída:

«Ondas, pues no se excusa que yo muera,
dejadme allá llegar, y a la tornada
vuestro furor ejecutad en mi vida».



Locus amoenus
Locus amoenus (en latín, lugar idílico) es un término literario que se refiere a un lugar idealizado de seguridad o confort. Es usualmente un terreno bello, sombreado, de bosque abierto, a veces con connotaciones de Edén. Significa lugar apartado del ruido, las tentaciones...cuando hablamos de dicho concepto nos referimos a un tópico de la literatura clásica latina, utilizado especialmente durante las épocas medieval y renacentista, que podemos entender mejor acudiendo a la definición de Ángel González, que explicaba el tópico de ‘locus amoenus’ como un “lugar propicio para el amor”, para el disfrute, para el gozo.
En la Edad Media también es frecuente su mención. En los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo se describe un maravilloso prado lleno de fuentes y verdor. Es uno de los ejemplos más notables de este concepto en la literatura española.